Víbora hocicuda (Vipera latastei)

Identificación

La manera más rápida de identificar a esta pequeña víbora es por la forma  de su pupila, ya que es siempre vertical, y por el pequeño hocico (apéndice nasal) que sobresale en su cabeza. Con respecto a su longitud, no suele llegar a medir más de 55 cm y tiene una banda oscura en zigzag en el dorso muy útil para camuflarse, sobre fondo generalmente grisáceo.

Hábitat y biología

En zonas rocosas de ambiente mediterráneo, secas o húmedas con más o menos vegetación. En general en ambientes muy variados pero cerca de sitios donde refugiarse y termoregularse  y con poca o nula presencia humana.  Caza al acecho reptiles y mamíferos (musarañas, ratones) e incluso insectos. Es ovovivípara (pare crías vivas) y pone hasta 12 crías por parto. Como todas las serpientes, es un animal  clave para la cadena alimentaria.

Distribución

Presente en casi toda la geografía peninsular, aunque siempre de una manera muy escasa y muy discontinua, mostrando preferencia por zonas con baja densidad de habitantes o pocas alteradas (media y alta montañas). Escasa en el Norte.

Conservación

Antaño mucho más abundante, hoy es quizás el ofidio más amenazado de la península, por lo que es muy difícil verla. Esto es debido a la alteración de su hábitat (agricultura intensiva, urbanizaciónes, incendios…), atropellos y a la injusta persecución a la que ha sido sometida por parte del hombre, sobre todo en zonas rurales. Sólo sobrevive en zonas de montaña o en áreas con poca presencia humana. Su mordedura no presenta gravedad salvo excepciones (niños, personas enfermas o debilitadas), y solo se da el caso de mordedura cuando se intenta manipular.

Hay que tener en cuenta que la reacción de la víbora hocicuda ante nuestra presencia será siempre la de todos los reptiles: intentar pasar desapercibida (mimetismo) y camuflarse, y si esto no da resultado,  huir y esconderse lo antes posible, y solo cortándole esta huida o manipulándola el animal puede intentar atacarnos.

De hecho, para la víbora no tiene sentido utilizar su veneno en animales tan grandes, lo reserva para cazar y digerir mejor sus presas. Por eso, si tenemos la suerte de ver una, mejor no la molestemos y dejémosla ir tranquila mientras admiramos su hermoso diseño.

Más información: Consultar pdf disponible en

http://www.vertebradosibericos.org/

Juan Daniel, 2012

Esta entrada fue publicada en ANFIBIOS Y REPTILES DE EXTREMADURA. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *